Mariátegui habló de "la lucha de clases" y Haya de la Torre generó la corriente contra la marginación de los cholos al poder. Y durante décadas, nos dejamos gobernar por criollos no representativos de la población peruana. Desestimando que un cholo asuma el poder, negándonos nosotros mismos el derecho a gobernar nuestro destino. A si fue; Sin embargo creemos que algunos hermanos quechuas y aymaras, que llegaron al poder, traicionaron a la causa “etno-politica” del altiplano. El primero de ellos fue conocido por “Transfuga por un plato de lentejas de la corrupción”. La segunda por improductiva y someterse al “capitalismo neoliberal” [Dicen que fue empleada de Toledo y jamás podría morder la mano de su patrón] y el ultimo ingenuo alcalde, por cometer nepotismo y ser soberbio para con su pueblo.
Esta ves, el célebre “Papalindo” alcalde de Juli, como otros alcaldillos. Nunca estuvo preparado para gobernar ni para servir a su pueblo y termino siendo un torpe corrupto y entreguista, salvo sea una ingenua victima de la “criollada aymara”. En fin “Papalindo” es el caldo de cultivo para el cuestionamiento y ridiculización promovida por los “ex hacendados” reconvertidos en políticos y eternos congresistas tales como los Estradas, los Lescano, los Caceres, los Cenzanos, entre otros sempiternos del poder que prosiguen como opresores solapados, inmersos en la lucha de clases, pero ya en versión modernizada.
¿Cuál es la lección que nos dejan, estos personajes producto de la improvisación? Primero que nada “Los Quechuas y Aymaras, NO solo debemos de prepararnos para ganar las elecciones; sino para gobernar” y “Adecuar nuestro objetivo “etnopolitico” con solvencia técnico moral e intelectual estratégico” el cual nos dará una capacidad de rebatir y debatir a la clase política criolla. Esto no se conseguirá con la generación de “caudillos caviares” moldeados en copias y calcos de pensamientos y hábitos occidentalitas; Si no con la concertación de pensamientos y filosofía oriunda, liberada de intereses individualistas y que estructuren un modelo valedero a nuestra realidad, a nuestra gente, a nuestra aspiración creciente y naciente del “oriundismo” hasta llegar a la cúspide de un gobierno unido. Si necesitamos unirnos entre quienes tenemos aproximaciones ideológicas oriundas y con propuestas al desarrollo; debemos de hacerlo. El extremismo y sectarismo nos llevara a la revocación, pero la concertación y unión disciplinada, nos llevara al sostenimiento de un poder de crecimiento y desarrollo integral de quechuas y aymaras. Palabra del Pueblo.